Pequeños cambios

Una presentación importante, un bar cerrado y una ensalada veggie pueden cambiar el rumbo del día de una persona. Descubre cómo las pequeñas decisiones pueden marcar la diferencia en tu vida cotidiana.

Querido diario,

Hoy ha sido un día precioso. Cielos brillantes y una luz espléndida, casi como de verano. Y a nivel profesional, también ha sido maravilloso, tanto que no lo esperaba. Estaba muy nerviosa por la presentación que teníamos esta mañana en el trabajo. Apenas dormí anoche imaginando todas las formas posibles en las que podría equivocarme o saltarme algo, y quería dar la talla. Iba a estar presente casi todo el equipo, y además venían los jefes de Madrid. Pero ha salido estupendamente. Menudo alivio. A la hora de comer, Pedro, mi compañero de mesa, ha salido al bar de la esquina para tomarse su pintxo de todos los días, pero a los cinco minutos ha regresado muy frustrado porque el bar estaba cerrado hoy sin motivo aparente, y no hay mucho más a la redonda. Yo llevaba tiempo insistiéndole en que tenía que probar las ensaladas de Gvtarra que me suelo traer al trabajo, y hoy ha sido el día perfecto. Pienso que Pedro debería cuidarse más, respetar más su cuerpo, darle lo que necesita. Le he ofrecido que probara mi ensalada campesina, mi favorita, y aunque al principio le he visto reticente, al final se ha animado. Y le ha encantado. Ya no tiene excusa para no comer veggie, rico y sano. Aunque decida seguir con sus pintxos, me quedo tranquila de haberle mostrado que existe la posibilidad de comer veggie, rico y sano. Soy consciente de que a veces nos cuesta cambiar los hábitos, las rutinas. Nos reconfortan las cosas que se repiten. Pero creo que es importante hacerlo, observar qué cosas pueden mejorar nuestra calidad de vida, los espacios que nos rodean, nuestros cuerpos… Sobre todo, cuando esos cambios son tan sutiles y fáciles de gestionar. Me alegro mucho de haberle empujado a probar algo tan sabroso, y encima de cultivos próximos. Tenemos mucha suerte de poder llevar al trabajo alimentos tan sanos. Al coger el abrigo para irme, Pedro se ha acercado a mí para preguntarme: ¿Y de qué marca habías dicho que era la campesina? Le he sonreído, y le he dicho que era de Gvtarra, de una gama que se llama ‘Hoy no cocino’ y que tiene distintos tipos, para ir variando. Ojalá todos los que me importan fueran conscientes de lo fundamental que es comer bien para mantener la energía y la salud, y de que esa posibilidad está al alcance de nuestra mano.

Hoy ha sido un día precioso. Cielos brillantes y una luz espléndida, casi como de verano. Y a nivel profesional, también ha sido maravilloso, tanto que no lo esperaba.

Estaba muy nerviosa por la presentación que teníamos esta mañana en el trabajo. Apenas dormí anoche imaginando todas las formas posibles en las que podría equivocarme o saltarme algo, y quería dar la talla. Iba a estar presente casi todo el equipo, y además venían los jefes de Madrid. Pero ha salido estupendamente. Menudo alivio.

A la hora de comer, Pedro, mi compañero de mesa, ha salido al bar de la esquina para tomarse su pintxo de todos los días, pero a los cinco minutos ha regresado muy frustrado porque el bar estaba cerrado hoy sin motivo aparente, y no hay mucho más a la redonda. Yo llevaba tiempo insistiéndole en que tenía que probar las ensaladas de Gvtarra que me suelo traer al trabajo, y hoy ha sido el día perfecto. Pienso que Pedro debería cuidarse más, respetar más su cuerpo, darle lo que necesita. Le he ofrecido que probara mi ensalada campesina, mi favorita, y aunque al principio le he visto reticente, al final se ha animado. Y le ha encantado. Ya no tiene excusa para no comer veggie, rico y sano. Aunque decida seguir con sus pintxos, me quedo tranquila de haberle mostrado que existe la posibilidad de comer veggie, rico y sano. Soy consciente de que a veces nos cuesta cambiar los hábitos, las rutinas. Nos reconfortan las cosas que se repiten. Pero creo que es importante hacerlo, observar qué cosas pueden mejorar nuestra calidad de vida, los espacios que nos rodean, nuestros cuerpos… Sobre todo, cuando esos cambios son tan sutiles y fáciles de gestionar. Me alegro mucho de haberle empujado a probar algo tan sabroso, y encima de cultivos próximos. Tenemos mucha suerte de poder llevar al trabajo alimentos tan sanos.

Al coger el abrigo para irme, Pedro se ha acercado a mí para preguntarme: ¿Y de qué marca habías dicho que era la campesina? Le he sonreído, y le he dicho que era de Gvtarra, de una gama que se llama ‘Hoy no cocino’ y que tiene distintos tipos, para ir variando.

Ojalá todos los que me importan fueran conscientes de lo fundamental que es comer bien para mantener la energía y la salud, y de que esa posibilidad está al alcance de nuestra mano.