PASO 1
En una cazuela ponemos la mantequilla y los dientes de ajo con la cebolla picada. Lo cocinamos tapado y a fuego lento hasta que la cebolla quede transparente. Entonces, añadimos las espinacas escurridas y el queso azul en trocitos. Lo revolvemos muy bien y echamos la harina. Damos más vueltas para quitar a la harina su crudeza. Después agregamos la leche templada y seguimos revolviendo hasta que se convierta en una masa. Una vez ligados todos los ingredientes, la dejamos enfriar.
PASO 2
Cuando la pasta ya se pueda manipular, tomamos porciones del tamaño de una nuez, las redondeamos y las pasamos, primero por huevo batido, y después, por pan rallado. Finalmente, las freímos y las dejamos sobre servilletas o papel de cocina para que absorba el aceite. El aceite (siempre mejor de oliva) debe haber sido previamente calentado: entre 180 º y 200 º C.